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Las charlas del Comité

Las charlas del Comité

La sociedad en la Antigua Grecia señalaba con claridad el destino de la mujer: casarse y dar descendencia a la ciudad. El matrimonio era un momento trascendental en la vida de toda joven y suponía un cambio de estatus al pasar de la tutoría del padre a la del marido. La chica carecía de voz o voto en las negociaciones matrimoniales, al cargo de los varones de su entorno (el padre y el futuro marido): «El que te ha prometido a su hija» (Hom. Il. 13.376). Sin embargo, los relatos míticos permiten un lugar para la alteridad, representada, en esta ocasión, por la negación al matrimonio. Teognis (2. 1290-1291), entre otros, cuenta: «La rubia Atalanta trató de lograr lo inlograble […] abandonando la casa de su padre […] huyendo del matrimonio». Debía resultar extraño la imagen de una joven que reniega de las bodas y de la autoridad de su padre para cazar en el bosque como los varones. Así, ¿qué significado guarda la reflexión mítica de una virgen perpetua en Grecia? Siguiendo el relato de la cazadora virgen trataremos de responder a diversas cuestiones y conocer los usos sociales dirigidos a las jóvenes griegas.

Conferencia de Irune Valderrábano González, residente, Investigadora postdoctoral en Historia Antigua, Universidad de Santiago de Compostela