En el estudio del mosaico romano existen algunas incógnitas sobre las que los arqueólogos nos preguntamos una y otra vez, entre ellas, las que se refieren al modo de producir y/o proveerse de tantísimas y tan variadas teselas que conformarían auténticas obras de arte en la Antigüedad. ¿Se harían los mosaicos por partes y venderían como hoy día un mueble de Ikea, a montar en casa? ¿Se traen en barcos ánforas de teselas desde lugares exóticos para marcar el refinado gusto del comitente romano? ¿Es simplemente el mosaico una alfombra hecha de teselas extraídas o producidas en la localidad o región correspondiente? Si lo último es cierto…¿Existían industrias de musivarios o al servicio de estos? Con el objetivo de esclarecer estos puntos, varias disciplinas, usando nuevas técnicas y tecnologías, nos hemos unido para averiguar cómo se hacían las teselas ‘artificiales’, de dónde se extraían las ‘naturales’ y cómo se movían y llegaban estas hasta la capital de la Lusitania romana.
Conferencia de Isabel Granados Chiguer, residente, Investigadora predoctoral en Arqueología Romana, Instituto de Arqueología de Mérida (CSIC).