Separados por los Pirineos, los reinos de Francia y de Aragón compartieron lazos comerciales y flujos migratorios durante siglos. Esto causó, entre otras cosas, la llegada de numerosos artistas galos a las tierras bañadas por el río Ebro.
Vamos a centrar nuestra atención en el caso de los plateros que se trasladaron a Zaragoza durante el siglo XVI e inicios del XVII con el objetivo de entender qué motivó esta movilidad, exponer las dificultades a las que se enfrentaron en un nuevo entorno en el que se les consideraba extranjeros y, finalmente, exponer la buena consideración de su trabajo a través de sus obras más representativas.
Conferencia de Marc Millan Rabasa, residente, Doctorando en Historia del Arte, Universidad de Zaragoza.